Noro-lim Asfalot

—Noro-lim Asfaloth, Noro-lim—musitó ella al oído del caballo. Sentía el abrazo descomunal de las tinieblas ahogándome. Era como una locomotora de intensos dolores que me abatía; era como si su espada aún se hundiera en mi pecho y atrajera más y más sufrimiento. Por momentos, en mi inconsciencia, sentía sus fatigadas respiraciones en mi piel y los constantes golpeteos que provocaban morados en mis brazos al querer estrujar el poderoso anillo estaban por esfumarse. El dolor sin duda alguna era inherente a la pobre situación que estaba por vivir. Me habían perseguido durante toda una vida o al menos eso sentía. Eran como los demonios de mi mente. En ocasiones oía extraños sonidos, el bello lenguaje élfico se hundió en mi garganta: Noro-lim, noro-lim. Ya quisiera poder haber salido corriendo a grandes zancadas para disputar mi vida, pues como diferencia, el lenguaje de los Nazgúl era terrorífico, horrendo y me hacía sentir mas miedo. Aunque de momento, me sentí seg...