EL AZIF

¿Y si digo que me gustas? ¿Y si menciono que cada vez que te veo me gusta estar junto a ti? Que no hay minuto donde no te piense.  ¿Y que si te miro y no pretendo hacerlo? Si grito todo... Si hablas... Si tú me miras... Si mencionas sandeces y aparentas no mirarme. Y si mientras peleamos nos vemos a los ojos. ¿Y si jugamos a no conocernos y no obstante fingimos conocernos?... Podemos mirar las estrellas. Contarlas. Formar figuras. Pensar en nosotros... Y contemplar la luna y de nuevo yo volver a pensar en ti y en el idilio curioso se resbala entre mis manos. ¿Y si permaneces a mi lado? No en esta vida, ni en la próxima, sino en el tiempo eterno que devora corazones. ¿Y si te conviertes en el motivo floral? Y que tu cuerpo sea el nexo con el mío. Y que los latidos de nuestros corazones hagan música, mientras nos apaguemos en el lento camino que nos aguarda… ¿Y si menciono que me gustas...? Por: Azif (Ramón Alfonso Torres)

Has pensado en que nacimos el uno para el otro y que somos sumamente distintos pero a la vez iguales.  Que en un tiempo yo quería ser como tú, pero de ahora en adelante vengo gritando a los cuatro vientos que eres la única persona a la que quiero, a la que he cuidado y que entrego ciertos rasgos de mi invulnerable personalidad. Me he convertido en amante, en un niño temeroso que vive creyendo en no perderte ni en un solo segundo, en el vigía del sensacionalista mundo bipolar en el que vivo. Cada minuto de mi vida es una película cuya trama es una historia patética y trivial; donde las líneas del destino se entrecruzan y mientras más me enamoro apareces triunfal y de belleza desmedida. ¿Quién lo pensaría? Yo confesándote... Un arrogante y mentiroso... Un insensible... Un desafortunado hombre que dedica palabras al corazón. Por: Azif (Ramón Alfonso Torres)

De su boca nace el silencio, frio y sepulcral. Como el del viento de la noche, Y como el rojo en sus labios que asemeja fuego intenso. En su espalda curva se tilda orgullosa, Una fuerza que la identifica Y sus profundos ojos que inducen sueño eterno, Efímeras sensaciones y etéreos lugares que se alojan en su cuerpo. Y su voz arremete, como el clavo en la carne, Como las palabras hirientes, Como una próxima ausencia Como la partida misma. Por: Azif (Ramón Alfonso Torres)

Anda que yo te protegeré con uñas y dientes en las batallas que afloran en tu destino. Y viviré a tu lado, predisponiendo tu condescendencia, viviendo junto a tu cuerpo y soñando en torno a nuestras vidas. Seremos diferentes, pero a la vez iguales. Yo, la antípoda de tu parecer, y tú, representaras la parte alegre de mi vida. Y navegaremos undívagos ante la presencia del augurio. Te prometeré que tocaremos las estrellas y si así no lo hacemos, dibujaremos estrellas en la arena e imaginaremos no uno, sino un mar de resplandores y con suerte pediremos un deseo fugaz. Vuelve a conmigo que aun puedo seguir prometiendo. Por: Azif (Ramón Alfonso Torres)

Las heridas de un corazón, Sangriento y mal herido, Se empiezan a sentir. Los rasgos que le he dejado, Se empiezan a hacer notar. El cansancio de la vida, Lo he dejado de sentir. Los demonios de mi mente, Que me corrompen y desgastan, Se empiezan a desvanecer. Todo termina con la línea, Que separa a la vida y la muerte, Y yo me siento atrapado entre los dos. Por: Azif (Ramón Alfonso Torres)

De pronto es como una explosión, Las palabras indómitas se vuelven tormenta, Y nuestras vidas se vuelven una, Y las leyes del universo desaparecen, Y nuestros cuerpos navegan a la deriva. Había algo entre nosotros, algo desconocido, Incitando a tomarnos de la mano, protegernos, Convertirnos en nuestro aroma, en memoria. Pues éramos como polvo cósmico: Libres en un infinito que se desploma en mi memoria Y navegantes en un mar de estrellas. Ahora todo habíase convertido en parte de mi vida, Incluso tu... mis adictivos pensamientos... Por: Azif (Ramón Alfonso Torres)

Ciento veintitrés besos en honor al templo de su cuerpo, Cincuenta y nueve caricias sobre su delicada piel, Son trescientos noventa y nueve besos, lo que mis labios recorren, Y discurren entre hondonadas de sus pechos como montañas. Uno... Dos... Tres suspiros, que perforan su subconsciente, Cuatro... Cinco... Una sonrisa acompaña el momento, Y de nuevo volvemos a bailar en nuestros corazones. Seis... El tiempo se detiene y ya no hay vuelta atrás, Y entonces evocamos veinticuatro memorias que juguetean entre sus labios. Su imaginación no tiene medida exacta... Su cuerpo sí. Por: Azif (Ramón Alfonso Torres)

Eras la contraparte de mi mundo, Tu antagonismo representaba la belleza impropia, Y sus secretos, el misticismo que aguardaba entre sus labios. Yo el simple deseo... la lentitud del tiempo y el espacio, los vaivenes de aire, el fastuoso fuego. La voluntad de un belicoso acérrimo.  Tú el amor eterno, el trémulo pestañeo, la sabiduría encarnada... Un universo alterno. Por: Azif (Ramón Alfonso Torres)

Te prefiero a ti sobre todas las cosas bellas de este planeta. Como el mar, la brisa, los idilios de una juventud lejana, la belleza y el monocromático eco de tu voz. Y aun cuando siempre te pienso, cuando actúo sin pensarlo, siempre que el tiempo me recuerde. Te prefiero a ti, aun cuando uses palabras hirientes en contra mía y cuando optas por reconocer que te equivocaste. También cuando sonríes que es como si me amaras como la primera vez, y cuando nos tocamos tímidamente y nos olvidamos del mundo, de lo que acontece, de la vida. Y aquellas veces que solemos recostarnos para contemplar el cielo infinito, la luna y escuchar el cantico del sibilante viento de la noche y cuando nuestra imaginación viaja hasta los confines del tiempo… Te prefiero a ti... Sobre mi vida. Por: Azif (Ramón Alfonso Torres)