Cronicas Centaurianas
Diario I
“Sueños que se cruzan”
Saludos
a cada uno de ustedes en donde sea que habiten, sobretodo bajo mi cabeza y
cierro mis ojos en muestra de respeto. Que la suerte les sonría y que sobre
todo el universo no conspire en su contra—disculpen por esto último, pensé que
sería una buena broma—.
Bien
ahora daré inicio a mi fantasiosa historia, aunque no es que sea del todo
fantasiosa, de hecho tiene más hechos realísticos que los de la fantasía misma,
pero eso sí, esos elementos soñadores existen y vaya que no hay que dudar sobre
el hecho mismo, si siempre ha existido y siempre me acompañará por el resto de
mis vidas.
Me
llamo Draconis Termillien—Draconis como la estrella y Termillien por mi
honorable padre—, pero ese nombre es largo y los nombres bastantes largos
suelen ser difíciles de pronunciar, así que pueden llamar simplemente Drago. A
veces suelo olvidar mi verdadero nombre… Mi apellido y mi hogar, pero es como
todos en mi mundo dicen, “una vez fuera preocúpate por tu presente, pues será
difícil que recuerdes tu pasado”, y a decir verdad ese proverbio tiene razón…
La más grande de las razones.
Mi
madre, no hace mucho tiempo y a contrario de todo y todos, solía llamarme Draco
con cierta aspereza, pero después del incidente interestelar ha decidido no
seguir haciéndolo nunca más—por obvias razones—, por aquello de los traumas
infantiles aunque mis sospechas son bastantes claras, más que traumas
infantiles esto se debe a una etapa postraumática, casi como una
rehabilitación. Pues de ello depende mi existencia.
En
ciertas ocasiones en el alba observó el firmamento, es tan basto, hermoso y
repleto de luz y oscuridad, que hay veces que me siento solo, diminuto y
asediado por el miedo.
Han
sido bastantes los que me han preguntado, ¿no es raro que tu nombre anterior
sea Draconis?, ¿por qué te llamabas Draconis?, ¿Cómo te gusta que te llamen
Draconis o Drago?... Como si supiera, pueden ir a preguntarle a mi Madre o a su
misma madre si tanto les interesa, yo solía responderles. Aunque yo lo sabía,
pero era tan molesto, tan quisquilloso… ¿Han escuchado sobre la constelación
del Dragón? Se encuentra en el universo profundo del norte lejano, sus
estrellas son poco brillantes y en ese lugar se encuentra uno de los vórtices
de materia blanca más reconocidos por todo el universo… Pues para no hacer esto
un cuento largo, ahí vivimos la mayoría de los Draconianos, no obstante no
todos somos iguales, nuestra naturaleza es bastante selectiva: unos tienen la
piel verdosa y son filántropos de nacimiento, otros son largos y poco
agraciados, enjutos de rostro y valientes y caballerosos, uno que otro
escritores de profesión y nosotros los de sangre mestiza, los poetas que
solemos vivir en mundos imaginarios.
Bueno
ya que les he contado un poco sobre mi anterior vida creo que también estarán
interesados en saber que ha sucedido conmigo durante los últimos tiempos.
Primero
intentare dar una descripción más detallada sobre mi aspecto físico, ya que he
hablado y hablado pero no he dicho nada más acerca de mí. Bueno para empezar tengo
23 años solares. Físicamente no soy el tipo de aspecto guerrero, tampoco soy
tan alto como los Centauris—la media de los Centaurianos es de 1.95 máximo—, mi
color de piel es cobriza; soy un poco delgado y mi cabello no es muy largo pero
si muy rebelde, a y por si se me olvida, tengo una rara condición que yace en
mis ojos: la heterocromía—uno de mis ojos es de color marrón y el otro verde—. Una
recomendación que suelo dar a otros seres del universo es que intenten
vislumbrar unas finas líneas apenas perceptibles en nuestros rostros. Se trata
de un rasgo hereditario de un gen recesivo que nos hace notar sutilmente. Sería
algo muy parecido a sus huellas dactilares, pues es un rasgo físico único.
Los
últimos días he sentido un aire de importancia o de grandeza como comunmente
suele llamarse. Desde siempre he vivido en Centauri, pero hasta hace poco la
curiosidad ha llamado a mi puerta. Aunque de eso prefiero que hablemos otros día.
Centauri—nuestro
planeta actual—se encuentra en una situación privilegiada… Tenemos tres soles y
por lo menos siete lunas que orbitan alrededor del planeta. Vivo en mundo llamado
Tarianteie y se encuentra situado en la estrella Proxima Centauri… Por el
oriente y el occidente los grandes colosos jamás duermen, pues son como dioses,
ella son: Centauri A y Centauri B. Como ya lo he mencionado, el planeta donde
vivo se llama Tarianteie y es uno de los pocos que conforman nuestro sistema
solar, tan solo Alfa Tarianteie y beta Tarianteie son planetas inhóspitos e
incapaces de albergar a centaurianos, pero ricos en gran variedad de flora y
fauna asesina y minerales que solemos extraer para hacer funcionar el gran
motor del planeta. Respecto al clima, Tarianteie es muy diverso, frio, calor,
nublados, tormentas eléctricas, tormentas toxicas, etc. No cabe duda de que
este mundo es un lugar algo loco y hasta podrá decir que se comporta del mismo
modo que el universo, pues ambos se rigen bajo las mismas leyes naturales.
Somos
una sociedad que acepta a la ciencia como la primer y única religión de lo
creíble y de lo increíble, pues al menos
hasta el momento ha logrado explicar a lujo de detalle más misterios creíbles a
través del tiempo que cualquier otra religión. De cierta manera la ciencia
también basa sus descubrimientos e hipótesis, en primero que nada razones e
injerencias y la posible “fe” de las personas, justo como lo hacen las religiones,
así que de una vez se los digo, por estos rumbos consideramos demasiado
“ineficaz” pensar o creer en Dioses. Posiblemente esto se remonta a miles de
años atrás, en aquellas épocas en las que nuestros ancestros consideraban que
existía un ser divino capaz de diseñar un universo perfecto. El momento más
perturbador de nuestra historia es cuando inclusive se alababa como dioses a
nuestros astros solares, lo considero un error garrafal, pero también veo un
poco de misericordia ante ellos, pues en si fueron esos cúmulos gaseosos los
inventores de toda vida en nuestro planeta. Lo raro vendría cuando explique
porque nosotros no somos del todo centaurianos, pero eso lo dejare para otra
ocasión, ya que en este momento tengo miles de cosas en mi cabeza y mi receptor
neuronal se encuentra al máximo.
Por
último, espero no haberlos dormido y que eso se convierta en un motivo para no
seguir leyéndome he intentado comprenderme. Espero que el tiempo alcance para seguir
contando más cosas sobre el universo en el cual hemos logrado ciertas hazañas
innumerables; también sobre mi entendimiento al amor, amistad, de la justicia y
posiblemente de un peligroso tabú en mi mundo: los sueños. Una cosa antes de
despedirme, tomaré un poco de su tiempo para explicar el porqué de tanto
misticismo y que es eso a lo que todos temen y llaman sueños. Hace pocos días pasé
la peor de las noches, imagínense durmiendo durante 33 horas seguidas con una
serie de imágenes en sus mentes a modo de película y enseguida despertarse con
el corazón acelerado a punto de salir de su pecho. Pues eso fue lo que me
sucedió hace 4 semanas y de ahí en adelante ha estado sucediendo noche tras
noche y lo admito, me asusta. Me asusta el pensar que lo que me sucede es un
sueño, en el cual de pronto estoy viviendo en un mundo fantasioso y que me
pierdo y jamás despierto, en verdad lo digo me pone los cabellos de punta con
tan solo escuchar o volver a evocar. Si comencé
a soñar tiene que ser por algo, una enfermedad, una condición o que se
yo, ya que nosotros los Tarianteie no soñamos. Desconozco en si el precio por
soñar, pero espero que este no sea alto, aunque raramente yo había concebido un
significado muy diferente a “sueño”.
Pero
dejo otra pregunta al aire, tu como habitante del universo ¿alguna vez has
soñado? Mi intuición es dividida pues hay algo en mí que lo espera con ansias
noche tras noche, pero otra parte de mí se aterroriza, aunque últimamente deseo
seguir aprendiendo más sobre aquel mundo azul al que se refieren como Tierra.
Por: Ramón Alfonso Torres (El Azif)
:D
ResponderEliminarnot bad (Y) xP
ResponderEliminar