"De mis platicas con Dios" Parte 2

“De mis platicas con Dios”



—Pero eso no me dice nada.
—En realidad no tienes que entender eso. Tu conciencia no se encuentra preparada.
Fue un duro golpe hacia mi inteligencia. Era el más preparado de todos los hombres para recibir una respuesta más clara. Durante la mayoría de mi juventud y mi vida temprana a adulto me hube declarado ateo hasta los huesos. No necesitaba esa respuesta, la añoraba.
—Pero eso no responde mi pregunta—menciono con cierto tono agrio.
—No tienes por qué ponerte así.
—¡Oh! Lo siento. Pero no creo que existamos desde siempre. Eso tira por la borda toda teoría de evolución.
—Ustedes no son producto de una evolución, ustedes son más bien producto de una consecuencia. Nunca habrá una razón del porque existen aunque la sigan buscando, sino más que, el que existen y siempre lo han hecho aunque no sepan dónde buscar.
—Pero—mi voz tembló un poco—hay evidencia científica de nuestros antepasados. De seres que comparten nuestro mismo genoma.
—No es así, ustedes viven siempre moldeando sus ideas a lo que les gustaria ser. El que existan fósiles o evidencia de seres muy parecidos a ustedes no significa que sean vuestros antepasados o que ustedes mismos hayan escalado a la cima de la evolución de una mañana a otra. Sin embargo, hay más seres que comparten mismos rasgos que todos vosotros y los tuyos no los considera antepasados o siquiera primos lejanos de su grandiosa existencia.
—Entonces somos tu creación? ¿No estamos hechos a tu imagen y semejanza?
Hubo un silencio profundo entre los dos. Lo sentí a un lado mío, hablándome desde donde se encontraba. Más parecía un consejo que un regaño o discusión.
—Te explicaré: la respuesta es No. Ustedes son seres que sobresalen en la creación del universo, distan de lo perfecto, pero tienen algo que podría faltarles a otros y eso es vuestra humanidad e inteligencia. Aunque como contraparte tienden a ser egoístas por naturaleza, se creen el centro del universo. Pero el tiempo les ha ayudado, para comprender ciertos pasajes de la vida que no son del todo bien. Yo sin ser nadie, soy el que soy, el que siempre fui y el que siempre seré; pero ustedes me hacen a su imagen y semejanza—mientras hablaba trataba de seguirle con la poca cordura que me quedaba, pero era imposible—ustedes han hecho lo posible por verme como un par suyo, no os parece egoísta eso?
—Pero tienes que entender que no somos seres perfectos.
—Eso lo tengo muy en cuenta. Pero permíteme preguntarte: ¿Que les hace creer que el hombre es la más grande creación?
—Nosotros somos mejores, porque somos productos de una evolución… Las especies no brotaron así de la nada.
—Durante mucho tiempo han vivido engañados, el hombre piensa y después actúa, es egoísta cruel son ustedes los que hacen las cosas a su voluntad y no a la mía. ¿De verdad me dices que las especies no brotaron de la nada?, ¿que sabes tú de eso? A medida que el tiempo pasa, especies van y vienen, inclusive ustedes tarde o temprano tendrán que abandonar este mundo. Recuerda que yo soy la verdad…
—Y la verdad nos hará libres—termine casi mecánicamente.
Ambos caminamos lentamente a través de la bocacalle. No tenía apuros (al menos yo), así que volví a cuestionar.
—Pero si las especies brotaron de la nada ¿por qué desaparecerlas?, porque no mejor convivir con ellos y con nuestra naturaleza.
—El único problema de ustedes es creerse la más grande creación o la mejor de las evoluciones.
—A medida que sucede eso, más bien parece algún tipo de empatía, digo, hemos sometido a todas las especies y les hemos tratado de mala manera.
—En efecto—me dice con una sonrisa apacible. Sabía que comprendía un poco todo.
—Pero me has mencionado que somos una consecuencia. ¿De qué?
—Todo lo que conoces y desconoces, se rige por leyes.
—Pero tú puedes modificar todo, tu poder te lo concierne, eres omnipresente, omnisciente y un par de “omnis” mas. ¿Cierto?
—Déjame volver a insistir, todo es causa y efecto; inclusive yo desperté porque hubo una “causa” que me despertó, soy un efecto de las leyes. Las leyes que siempre han existido a través de cada uno de los tiempos. Pero las leyes suelen tener alguna excepción, algo así como un agujero de seguridad, yo hago que todo vuelva a su curso, por ende, definitivamente puedo hacer y deshacer todo también…
—Pero a final de cuentas, no es tu voluntad…
—Es mi voluntad que todo se rija por leyes—me dijo con cierto tono de seriedad.
—De modo que tú tampoco rompes leyes. Ni tus propias leyes.
Sonrió un poco con un tono de sorna y me dijo:
—Imagina a un padre de familia: él debe ensenar a sus hijos que es lo bueno y que es lo malo, si dicho padre no lo hace, imagina como crece el hijo mayor o el hijo menor. Ahora imagina, que yo rompa mis propias reglas. No iba a ser un padre adecuado para ustedes.
Quede atontado por un segundo eran tantas palabras, tantas respuestas que no alcanzaba a comprender mis horizontes. Aunque de cualquier modo yo me imaginaba que Dios ya comprendía que no razonaría una sola palabra.
— ¿Y las oraciones? ¿Las suplicas? ¿Realmente sirve de algo que estemos sujetos a eso? Por lo que he visto y he vivido eres un Dios muy ocupado. Debes y tienes tantas cosas que hacer que nunca sueles escuchar a nadie más a aquellos que nacen en buena cuna y no a nosotros los desdichados hijos del destino—finalice con cierto tartamudeo.
—Si ustedes pudieran modificar cosas a su gusto modificarían todo a cada instante. Las oraciones no son más que un canto de la conciencia, del alma y del raciocinio.
—¿Conciencia?
—Si—reafirmó—, pero tu podrías considerarme una supra conciencia, aquella que no espero que comprendas porque tu nivel de conciencia no te lo permite.
—Supra conciencia, ¿Podrías explicarme un poco?
—El hombre era un espíritu puro que vivía en el seno del eterno, pero todo lo que había vivido en la paz, en la bienaventuranza y en la luz, quedo olvidado y prácticamente enterrando en el transcurso de su descenso a la materia—mientras Dios me explicaba yo intentaba verlo pero era imposible—. Sin embargo, aquella experiencia quedo inscrita en una región que se llama supra conciencia, esa región es el futuro y el pasado lejano, pero mucho más lejano aun, que el pasado que tienes en común con otras especies: el pasado de su vida en el paraíso.
—El paraíso, dude mucho de su existencia todo este tiempo.
—Te he dicho que yo también no creo mucho en ti.
Me solté a llorar. Esas palabras me habían tocado el alma.
El me tendió la mano en el hombro.
Después de un rato y empujado por la duda y la incertidumbre le dije:
—¿De modo que eso es la supra conciencia?
—Cuando miras que un gato mata despiadadamente a una rata, ¿reprendes al gato?
—No.
—¿Por qué?
—Deberá ser porque son animales, no saben lo que hacen, ellos solo van persiguiendo sus instintos.
—Exacto, no los castigas porque sabes que no tienen conciencia de su acto, no al menos la conciencia que tu o tu hermano tienen acerca de la vida. Sin embargo, ¿castigarías a un persona que arrebata la vida de otra?
—Por supuesto—respondí de inmediato—, supongo que es por eso de la conciencia o no?
—¡Eres una persona brillante! —Dijo con cierto dejo de alegría—la conciencia en pocas palabras saber y comprender lo que haces. Para ustedes una vida esta tachada por sus decisiones. Pueden sacrificar por diversión o por necesidad. Pero cuando hablamos de una vida distinta ni siquiera reculan de sus actos obscenos y mediocres. He visto tanta maldad en sus ojos que a veces pienso que no deberían tener un poco de conciencia si quiera. En cambio si se trata de la vida de tus hermanos nos llevamos la sorpresa que es muy valiosa. Ese nivel de conciencia es en el que no compartimos.
—Ósea que para ti, ¿ninguna de las vidas es más importante?
—Todas lo son, absolutamente todas.
Con esa respuesta me sentí aún más ínfimo de lo que ya me sentía. El solo se dedicaba a poner su brazo sobre mi hombro.
—Quiero hacerte feliz. ¿Podre o podremos evolucionar nuestra conciencia?
—Ustedes son y serán siempre, y lo que es no deja de ser, sino más bien de existir.
—No tenemos la capacidad—le dije agachando la mirada.
—Tienen una capacidad muy limitada, algunos suelen ser sobresalientes y tendrá un estado de conciencia muy superior a otras personas. Sin embargo no es un estado de conciencia que se asemeje a la supra conciencia.
— ¿Entonces cual es nuestro propósito en esta vida?
— ¿Por qué se creen tan importantes como para tener un propósito?
—Todo tiene un propósito ¿O no?
—¿Cómo cual? ¿Y para qué?
—Los religiosos nos han hecho creer que todos tenemos un propósito. Creen que debemos adorarte y hacer las cosas como dictan las leyes, tus leyes, que se de esa manera debemos ganarnos el cielo y la vida eterna o que iremos al infierno a sufrir mil horrores, que todo lo que hacemos en este mundo repercute en nuestra próxima vida.
—Leyes hechas de hombres para hombres, no mías—aclara—. La religión fue fundada de manera errónea, sobre mi espíritu y ha tomado un camino vergonzoso. Los hombres se vuelven fanáticos de letras y libros escritos por otros hombres que ni siquiera han hablado conmigo o han llegado a comprender lo que es el proceso de vivir y elevar su conciencia hasta el cosmos. No quiero herir tus sentimientos, pero la verdad es que no necesito que me adore una especie con una conciencia como la de ustedes. En pocas palabras tampoco necesito que nadie más lo haga.
—¿Entonces no hay propósito en esta vida?
—Sí, estas vivo. Perteneces a esta vida, solo se trata de eso.
—¿De qué?
—De vivir…—Y ya no lo escuche otra vez.

*
*
*

Desperté al día siguiente sobre una camilla de hospital. Tenía una aguja que atravesaba mi vena y un suero que goteaba lentamente. El médico había determinado un coma etílico, me dice que un poco más y no la hubiera contado. También me receto un par de pastillas que ayudarían a frenar el dolor para mi cirrosis hepática, después indiferentemente estrecho mi mano fuertemente y salió a toda prisa.



Por: Ramón Alfonso Torres

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